Uno de los lugares que más me han impactado fue la “Puerta de No Retorno”  de la Casa de los Esclavos en la isla de Gorée (Senegal). Allí, al final de una habitación oscura y de escasos metros, se veía una estrecha puerta que daba al mar, la puerta donde embarcaban, solos, hacia un futuro incierto.

No es lo mismo leerlo que verlo en persona. Eso fue hace doce años y aún hoy me estremezco al recordarlo. Mis ancestros seguramente hicieron esa ruta, y hoy viven en mí, en mi piel, en mi ADN.

La colección Yemayá recuerda ese viaje incierto donde solo sus dioses les acompañaron, y Yemayá, la diosa de los océanos, protegió a aquellos que consiguieron llegar. Los dioses Yoruba se convirtieron en su esperanza y acabaron transformándose en deidades guerreras que les conferían seguridad y valentía en una situación tan cruel e incontrolable.

Los Orishas muy presentes en la cultura afrocubana y afrobrasileña forman parte de la santería, que pese a ser relacionado con la magia oscura no es más que el sincretismo religioso entre los dioses africanos y los santos cristianos. Los dioses yorubas pasaron a nombrarse como santos cristianos para poder continuar su culto sin ser castigados como es el caso de la santería dominicana, mal vista por la población y no valorada como cultura y herencia afro. La poca que nos queda.

Esta colección de turbantes como prenda ancestral, de conexión, está creada para no olvidar y honrar a los ancestros; reyes y reinas que lucharon para sobrevivir en un mundo que les despojó de su humanidad, y hoy sus ascendientes podemos curar y contar su historia, nuestra historia.

Judith Gómez.